¿Sabéis qué es esta imagen? Se trata de un código QR, un tipo de codificación bidimensional de datos. Llamados a ser los sucesores de los arcaicos códigos de barras, este tipo de códigos (existen otros, como Semacode) permiten almacenar una mayor cantidad de datos en un espacio similar.
Poniendo como ejemplo el japonés QR -el más extendido hoy en día-, podemos almacenar 4296 caracteres alfanuméricos, 7089 dígitos, 2953 bytes ó 1817 caracteres kanji o kana. Comparado con los tristes trece dígitos del estándar EAN13, la verdad es que supone todo un avance.
Su facilidad de utilización, que en un principio pudiera parecer un escollo, no es realmente tal, pues QR en particular fue diseñado para ser leído de forma muy rápida. De hecho, yo utilizo el software Kaywa Reader en mi móvil para leer este tipo de códigos, y normalmente es instantáneo.
Pudiera parecer que su lectura natural por las personas es compleja, y que un desperfecto en la etiqueta podría llegar a hacer perder mucho tiempo… a todos nos ha pasado que un código de barras no se podía leer en el escáner y la cajera ha tenido que teclear a mano los dígitos. En primer lugar, si no tuvieran números, tampoco demasiada gente sabría leer un código de barras (aunque es sencillo); y en segundo lugar, los códigos QR se han diseñado de forma que sean muy resistentes al ruido -entendido como adición o sustracción de información en el canal-, aquí podemos ver un ejemplo.
Además, y precisamente por la existencia de programas que se sirven de las cámaras digitales de los teléfonos móviles para leer estos códigos, su utilización en tarjetas de visita o productos de venta al público es muy útil. Por ejemplo, en lugar de tener que poner las especificaciones de cada aparato electrónico en una tienda, podrían tener simplemente el código y que cada cual consultase el que quisiera. O también, podrían sustituirse las icónicas instrucciones de lavado de las etiquetas de la ropa -que tanto se deterioran- por un código con instrucciones detalladas en un texto. O evitar tener que introducir los datos personales de un contacto en la agenda, y simplemente escanear un código para que el software se encargue de tratarlo de forma automatizada…
Así que ya sabéis, fijaos más, porque habrá muchos de estos códigos (más aún de la versión micro) a vuestro alrededor sin que os hayáis percatado hasta ahora. Por ejemplo, en las baterías de los móviles Nokia, o en muchos productos de higiene personal.
Muy curioso, lastima que con la camara de mi movil no tiene zoom cuando utilizo el programa.
¿No? ¿Qué móvil usas? Con el mío lo puedes poner en modo «closeup» y también usar el autofocus para que enfoque y lea hasta los microQR.