Una de las cosas que más me gusta de conocer un país diferente al propio son las pequeñas diferencias. ¿A qué me refiero? Ejemplificaré con algunas referencias a mi reciente viaje a Bruselas…
Por ejemplo, en Bruselas -y otras ciudades europeas- el restaurante Pizza Hut es parecido a nuestro VIPS, y en absoluto se parece a la pizzería de todo a 100 que es aquí (aunque ya lo sabía por mi gran amigo Abián). En ningún restaurante de comida rápida (aka fast food) te dan ketchup o mostaza: si la quieres, se paga aparte (de 30 a 50 céntimos por una tarrinita de unos pocos gramos), y allí las salsas sólo se usan para las patatas fritas; así que si te echas en la hamburguesa, te mirarán como si fueras verde y tuvieras antenas. Lo más exasperante es que para conseguir un café con leche, o simplemente un café decente, hay que buscar MUY bien. O quizá matar a alguien, pero no probé.
Una de las cosas que más me chocó es que en cualquier parte te cobran por usar el servicio, unos 30 céntimos es el estándar, aunque llegué a ver hasta 50. Pero, pensándolo bien, llegas a la conclusión de que no es tan malo, pues los baños están siempre limpios, vigilados (por el que cobra) y no huelen tan mal, porque el encargado suele estar echando ambientador por ahí. La verdad, a veces preferiría pagar unos céntimos y no aguantar las guarradas que hace la gente aquí… aunque me temo que el problema es la gente, no el dinero. Eso sí, quizá pagando se cortarían más, aunque sólo fuera por la vergüenza de que luego van a ver qué es lo que has hecho. Recuerdo un caso gracioso en el Atomium: había un tío encerrado en un servicio cuando llegué a la cola, llegó mi turno, entré, y cuando iba a salir todavía seguía dentro aquel hombre. El encargado vino y empezó a aporrear la puerta preguntando si estaba bien, pero el tío ni contestaba. Al final me marché sin saber qué había pasado. No, no soy muy morboso.
Otro tema es el de las bebidas en general, y los refrescos en particular. Una costumbre que cogimos mi novia y yo, fue comprar en un centro comercial todas las bebidas raras que aquí no existen para probarlas por la noche en el hotel, mientras descansábamos. Como teníamos cubitera y máquina de hielos (eso de ir a un hotel de cuatro estrellas mola jeje…), enfriarlas no era un problema. Probé desde una bebida fría de café (creo que de Saimaza o algo así) hasta la extinta -en España- Cherry Coke, de la que traje unas cuántas latas a mi hermano, porque le chiflaba cuando la vendían aquí. Y, para muestra, un botón: mirad la cantidad de variedades de Aquarius que había en un Carrefour Express…
Y hay otras que llaman más la atención. Por ejemplo, hay una calle donde casi la mitad de las tiendas son de telefonía móvil, y la otra mitad de informática. Tiendas, no centros comerciales ni grandes superficies. También es curioso la gran cantidad de tiendas de venta de películas en DVD que hay, aunque hay que decir que son mucho más baratos que aquí.
Otra cosa que me gustó mucho es una serie de «tiendas frikis» que hay por las calles del centro. No me refiero a tiendas en plan Generación X, sino que son más bien tiendas de cómics, animación, ilustraciones, y objetos (figuras, juegos, etcétera) relacionados con ellos. A mí particularmente el manga no es algo que me entusiasme (no así el anime, que sí me gusta bastante), pero he de reconocer que había algunos cómics bastante buenos. Pero lo que más me gustó fueron las ilustraciones: venden, a modo de cuadro o póster, ilustraciones de artistas famosos del mundillo. Y, sinceramente, había verdaderas preciosidades. De hecho, mi novia me regaló ésta, que me gustó especialmente:
Traerla fue un poco odisea, porque en la maleta era imposible, pues aunque venía sólo el dibujo enrollado, son casi setenta centímetros de lado. Así pues, tocó llevarla como equipaje de mano, no sin grandes temores de que me la hicieran facturar (y recordad cómo llegan a veces las cosas que facturamos…). Pero afortunadamente pude pasarla, y llegó sana y salva; aunque no la he podido colgar en mi habitación hasta hoy, ya que estaban preparándole el marco a medida, de aluminio negro y cristal mate. Está guapa, ¿eh? ;-)
Yo fuera de España siempre lo paso mal por el café.
La primera impresión que te da al pedir uno con leche es que te han puesto tooodo café, pero cuando le echan 2 gotas de leche y se pone blanco «nu-ce-lar», te acojonas. Y cuando te tomas el primer trago se confirma: agua pura con algo de azucar, puajjj.
me hace falta el oyo negro…. y margarita
hola muy buenos comentarios
solo una consulta si pudieras responderme ? kien
es el autor de la ilustracion de cuadro? el k te regalo tu novia porfa
garcias
Pues la verdad es que no tengo ni idea, hay una especie de firma, pero adivina de quién será…
Siento no poder ayudarte.
vale = gracias